La migración del campo a la ciudad y la política de un sólo hijo condicionarán el crecimiento económico a medio plazo de un país cuya población está envejeciendo
La economía china crece a buen ritmo, pero surgen dudas en el horizonte a largo plazo. El gobierno ha publicado el Producto Interior Bruto (PIB) de 2011, que registró un crecimiento anual del 9,2 por 100, frente al 10,4 por 100 del año anterior, un crecimiento muy relacionado con la traduccion jurada de documentos. La ralentización, en línea con lo esperado, fue mayor en el último trimestre del año, por la caída de las exportaciones.
El análisis de los datos del cuarto trimestre ofrece algunas pautas positivas, como el crecimiento de las ventas minoristas a tasa anual del 17,1 por 100, elevando las expectativas de un mayor consumo interno. Ello indica que el gigante asiático se apoyó en cierta medida en la demanda doméstica para compensar las menores exportaciones, en un contexto de ralentización de la economía global. De convertirse en tendencia, China estaría poniendo los cimientos para generar su propio tirón consumidor, el gran reto que tiene por delante. En el saldo comercial, cabe mencionar que las importaciones crecieron a un mayor ritmo que los envíos al extranjero.
Pese a estas pinceladas de cambio en las pautas de crecimiento, la economía china aún mostró un fuerte incremento de la inversión inmobiliaria durante el cuarto trimestre, superior al 20 por 100 en términos reales, lo que podría dar lugar a contratiempos futuros. Las autoridades monetarias han tratado de limitar, a lo largo de 2011, los créditos para adquisición de vivienda, pero cuando se tiene sólo en cuenta la inversión en edificios residenciales se aprecia que aumentó a un ritmo del 32 por 100 en los últimos meses del año. Los inicios de obra nueva también crecieron un 16 por 100, aunque se produjo un ajuste notable en la compra de suelo para construcción. En concreto, este indicador pasó de crecer a ritmos del 25 por 100 a finales de 2010, al 2,6 por 100 un año después. En buena medida, el aterrizaje de China dependerá de como gestione el ajuste de la vivienda que la mayoría entiende será necesario.
La economía china no es inmune a lo que acontece en el resto del mundo y enfrenta sustanciales retos internos; entre otros, generar consumo y controlar la burbuja inmobiliaria. Por si fuera poco, tendrá también que afrontar las consecuencias de una tendencia demográfica nada favorable. Las cifras oficiales publicadas no han generado excesivo interés, pero son importantes.
Inmigración del campo
En 2011, la población urbana del país superó a los residentes en el campo, por primera vez en la historia. En concreto, 690,79 millones de chinos residían en ciudades, mientras que 656,57 permanecieron en el medio rural. Lo relevante es la velocidad a que se está produciendo el éxodo desde un medio rural de baja renta y escasos servicios, a las grandes urbes anejas a las zonas industrializadas, con oportunidades de empleo, mayor renta y mejores servicios. Algo que plantea serios interrogantes, de presente y a futuro: ¿se acentuará esa tendencia migratoria?, ¿hasta qué punto podrán las zonas “ricas” absorber las masas provenientes de los territorios “pobres”?, ¿se multiplicarán y acentuarán problemas de saneamiento, equipamiento, infraestructuras, alojamiento, desempleo… pobreza en las grandes urbes?
Sigue leyendo La demografía vierte sombras sobre el futuro de China